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TALES FROM THE LOOP: UN LIMBO RETROFUTURISTA QUE SE HACE LAS GRANDES PREGUNTAS

Cuando la tecnología domine por completo nuestra realidad, lo importante y esencial seguirá siendo lo mismo. Las grandes preguntas de la humanidad seguirán intactas: cómo reaccionar ante el miedo a lo desconocidos, cómo vivir con la incertidumbre por el futuro, cómo marcar la diferencia, cómo amar y ser amado, cómo enfrentarse a la muerte. 'Tales from the loop' va sobre todas esas preguntas. No tiene las respuestas, nadie las tiene, pero aprovecha la oportunidad para sumergirnos en un mundo lleno de pistas. Un mundo que mezcla el pasado y el futuro, que oculta misterios en el subsuelo y explota la vertiente más filosófica del 'sci-fi'.

La nueva serie de Amazon Prime Video nace de un proceso muy peculiar. La sugerente obra del artista sueco Simon Stålenhag se convierte en un portal a una dimensión extraña, como los dibujos en las baldosas en el parque de 'Mary Poppins'. Un pequeño salto y estamos dentro. Sus ilustraciones muestran diferentes escenas en un pueblo nevado de estética ochentera, pero al mismo tiempo advertimos la presencia de tecnología muy avanzada. ¿Es el ayer o el mañana? Digamos que es un limbo conocido como Loop (literalmente, "bucle") cuyas imágenes inspiraron al showrunner Nathaniel Halpern ('Legion') para componer un entramado de ocho historias individuales, pero conectadas, que navegan por este escenario que es a la vez extraño y sorprendentemente familiar. Un lugar donde la tecnología futurista está presente, pero no es lo más importante.

A través de personajes de todo tipo, desde los conflictos en la infancia hasta las frustraciones adultas, 'Tales from the loop' va implantando episodio tras episodio los temas que definen al ser humano mediante historias extraordinarias. Un cambio de cuerpo a lo 'Ponte en mi lugar' le sirve para hablar de las inseguridades en la adolescencia, lo práctico por encima de lo creativo y la aceptación de un destino que no podemos rechazar aunque queramos. La inevitabilidad, también, de las raíces familiares y la herencia de unos padres que cometen errores y que los hijos tienen que enmendar. Capítulos como el tercero exploran lo efímero de los sentimientos y lo poco que dura la emoción antes de convertirse en monotonía, porque las cosas especiales lo son porque no duran, como dice un personaje. Por eso, la vida es un regalo que acaba. Jonathan Pryce descubre que el suyo tiene fecha de caducidad al gritarle a una estructura hueca, obligando a su nieto a enfrentarse a la amargura de la muerte. Sentimientos que ninguna máquina puede evitar. Los humanos, al fin y al cabo, no somos dioses aunque a veces lo pretendamos.

El nexo común de todas esas historias se encuentra en el subsuelo. O, si nos ponemos 'freudianos', el subconsciente. Esa América profunda explorada hasta la saciedad en la obra de Stephen King vuelve a encontrar ahora una nueva representación que no es tanto un secreto oscuro (la Historia escrita sobre sangre y violencia) como simplemente una conciencia colectiva que intenta conciliar la vida humana con la tecnología. Ese subsuelo acoge el laboratorio principal del Loop, que trabaja para "hacer posible lo imposible". ¿Cómo? Los creadores no están tan interesados en contestar a esa pregunta, que se deja a la imaginación o la especulación, sino en reflexionar sobre las consecuencias de eso que llaman "lo imposible".

En conjunto, 'Tales from the loop' es una serie visualmente increíble, conceptualmente sugerente y narrativamente mejorable. Es admirable ver cómo el arte de Stålenhag cobra vida ante nuestros ojos, pero los grandes méritos estéticos de esta serie no acaban de conciliar con el peso de sus reflexiones. Como apuntábamos, habla de la existencia humana a través de pequeñas historias y grandes temas, pero su compromiso con la sencillez le impide llegar lo suficientemente hondo para resultar trascendente y conseguir que sus personajes conecten al otro lado de la pantalla. En una serie que explora las relaciones humanas, los creadores se han olvidado de la principal: entre la ficción y sus espectadores. Y desde luego su narración contemplativa y sus episodios de una hora, que perfectamente podrían reducirse a la mitad, no ayudan.

Aun así, es una prometedora primera temporada que sigue explorando las diferentes caras del 'sci-fi', en una temporada en la que se complementa perfectamente con otros títulos como 'Westworld' y 'Devs, la serie de Alex Garland. Un gran momento para el género, que encuentra en 'Tales from the loop' su versión más existencialista.

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